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MARTA LANÚS
EL GATO - Oleo s/tela |
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RENÉE ESCAPE
Adolescencia… Inspiración transformadora
(Poema)
Mira niña cómo muerde
cual animal presto y agresivo,
todo aquello que a su paso encuentre
el inevitable cruel destino…
Aquél que con impacto corrosivo
lacera lo desprevenido,
lo que nuevo, se ofrezca inocente.
¡Ay cómo duele la vida injusta!
Cuando sientes, suelos bajo tus pies,
cascoteados… por corceles a fusta.
Cuando la mente pretenda pensar,
en la infancia final,
no pretendas ilusa soñar.
Es que, las hadas y los duendes de vacaciones
muy largas están.
Busca valiente, ceñida de dureza
y potente firmeza enfrentar,
con la niñez ya diluida
al oleaje adulto del mar.
Ilumina la mente, en lucidez,
en el mundo que gira implacable
que tramposo sabe envolver.
Intenta libertad en el alma,
hazlo de una buena vez,
porque lo ilusorio del pasado…
jamás… podrá volver.
¡Ay niña! No llores ahora,
cuando el viento, páginas ha logrado voltear.
Si alegrías querías sacar de Pandora,
hállalas en lo hondo de tu alma… hazlo ahora,
inspírate y, comienza… a transformar.
Renée Escape
INSPIRACIÓN EN… TRANSFORMAR UN RECUERDO
(Cuento)
El día caía inevitable. Acababa de comenzar el invierno y esa jornada el sol, negado a
mostrarse, apenas podía iluminar sobre un crepúsculo agonizante. Julián, en su
habitación, sentado junto a la ventana, terminaba su artículo para una revista semanal.
Era psicólogo y destinaba los jueves para esas actividades de educación para la salud
mental porque no hacía consultorio durante esas tardes.
Ya casi terminada su labor, se propuso un café, pues los párpados le pesaban; y
además, no había dormido bien la noche anterior.
Mientras sorbía su sabrosa y humeante infusión, se acercó a la ventana, apoyándose
en la barandilla de arabescos de hierro forjado. Desde su séptimo piso, trataba de
captar con suma dificultad el movimiento del gentío que, imaginaba, a esas horas,
estaba ya desplazándose como hormiguero en plena labor sobre las calles. Aunque
apenas lo lograba, levantó sus ojos al cielo percibiendo cómo la luna se dibujaba llena
tras las nubes espesas y muy grises, casi… una tenue luminosidad.
Eran justo esos momentos… cuando más sentía y le pesaba su soledad. No había
tenido hijos y su esposa se había alejado de él hacía ya más de tres años. No le
entusiasmaba nadie conocido, ni había buscado posibilidades de entreverarse, en
alguna aventura.
Comenzó a inspirarse en revivir recuerdos y… éstos viraron hacia su antigua casa en la
que su matrimonio se había antaño albergado.
En San Telmo sobre la calle Democracia, su mujer tenía un negocio de antigüedades
muy bien instalado. Ellos vivían, traspasando el zaguán, en la parte posterior de la
propiedad. Después de la puerta cancel de vitrales con dibujos arenados esmerilados,
se daba paso a una galería amplia con muchos macetones pintados de rojo y blanco,
combinando con los diagramas de las baldosas y pilotes. Las plantas de hojas muy
grandes, desbordaban en cascadas de verde intenso.
Parecían tiempos felices, sin embargo, allí se habían vivido las mayores discusiones de
la pareja. Los temas siempre eran los mismos. Sonia no toleraba que él pasara tantas
horas leyendo para sus estudios, más el del cursado y, por sobre todas las cosas, que
no proveyera de dinero al hogar…
Todavía asomado a la ventana, captó cómo el cielo descargaba una tenue llovizna que
seguro barnizaría el paisaje cada vez más oscuro…
Tomó el teléfono y marcó automáticamente el número sin pensarlo siquiera. La voz del
otro lado, algo disfónica, le sonó desconocida por completo.
A pesar de ello, le pidió no colgara y se remitió a preguntar de quién se trataba, desde
cuándo vivía allí. En realidad, no le interesaba saber quién era, solo sentía un gran
vacío y la necesidad imperiosa, que se tratara de Sonia. El enterarse que no lo era, le
provocó una congoja que culminó en un estrujar en su pecho. Asimismo, le hizo
transmitir a su interlocutora que continuara con la conversación. Le pedía describiera
cada detalle de la vivienda, sin negar ningún comentario, y que le hablara también de
su ritmo de vida imbricado con la geografía de la casa. De esa casa inolvidable donde
había depositado todo su romanticismo y sueños…
La voz desconocida del otro lado del auricular, fue tomando color y su calidez fue
embelesando a Julián. A un Julián desolado y necesitado de ese sonido de terciopelo
que compartía con él la soledad helada del anochecer incipiente…
Ambas vidas tomaron forma y las historias se volvieron canto y música para las dos
almas perdidas en el abismo sórdido de lo desconocido. Es que esa voz del otro lado
del teléfono, no demostraba asombro ni molestias, por un hombre que, necesitado de
comprensión, ya inspirado, confesaba sin tapujos… que se encontraba ya casi ciego.
En ese instante acercándose a lo mágico para ambos, se volatilizaba tan solo una
inmensa emoción, porque aún flotaba latente la esperanza dormida que recobraba…
por fin, el vigor de lo transformado.
Renée Escape
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